Las tecnologías de telecomunicaciones, los sensores y la inteligencia artificial han confluido rápidamente en los tres últimos años hacia el fenómeno llamado Internet de las Cosas (por sus siglas en inglés, IoT). El término IoT fue utilizado por primera vez por Kevin Ashton en 1999, este investigador fue el primero en plantear que el aspecto de las "cosas" y la forma en que interactuamos y vivimos dentro del mundo físico que nos rodea necesitaba ser reconsiderada seriamente, debido a los avances en la informática, la Internet y la velocidad con la que se estaban generando datos mediante el uso de dispositivos inteligentes (Khodadadi, Dastjerdi, & Buyya, 2016).

La explosión del uso de IoT en la industria será tan grande que se espera que en el 2035 hayan más de 50 billones de “cosas” inter-conectadas entre sí creando un mercado para la industria de entre 14 y 15 trillones de dólares (millones de millones de dólares) (Khodadadi, Dastjerdi, & Buyya, 2016). El fenómeno de la implementación de las IoT ha sido y será tan importante que los programas de ingeniería que no incluyan estrategias de enseñanza que faciliten que los estudiantes aprendan como implementar soluciones basadas en IoT quedarán al margen de la próxima revolución industrial.